Estudio de Mateo 4

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Capítulo 4
4.1 Este tiempo de prueba muestra que Jesús era realmente el Hijo de Dios, capaz de superar a Satanás y sus tentaciones. Una persona no puede demostrar obediencia verdadera si no tiene la oportunidad de ser desobediente. En Deuteronomio 8.2, Dios guió a Israel hacia el desierto para afligirlos y probarlos. Quería ver cómo reaccionaban y si estaban dispuestos a obedecerle. También nosotros seremos probados. Sabiendo que la prueba vendrá, debiéramos estar alertas y listos para enfrentarla. Hay que tomar en cuenta Mateo 26.41: “la carne es débil”. ¡Sus convicciones son buenas si resisten bajo presión!
4.1 Satanás tentó a Eva en el jardín, y aquí tienta a Jesús en el desierto. Satanás es un ángel caído. Existe de veras, no es simbólico, y constantemente está luchando en contra de los que obedecen y siguen a Dios. Las tentaciones de Satanás son reales. Él quiere que hagamos las cosas a su manera o la nuestra, pero no como Dios quiere. Jesús un día va a reinar sobre toda la creación, pero Satanás quería que Jesús se proclamara rey prematuramente. Si Jesús lo hacía, su misión en la tierra, morir por nuestros pecados y darnos la oportunidad de tener vida eterna, se arruinaba. Cuando las tentaciones parecen ser duras, o cuando piense que pueden ser racionalizadas, piense que el diablo podría estar procurando estorbar el propósito de Dios para su vida.
4.1ss Esta tentación de Satanás sirvió para mostrarnos que Jesús era humano y proporcionó a Jesús la oportunidad de reafirmar el plan de Dios para su ministerio. También nos da un ejemplo a seguir cuando somos tentados. La tentación de Jesús fue importante porque demuestra su ausencia de pecado. Fue tentado y no cedió a la tentación.
4.1ss Satanás tentó a Jesús, pero Jesús nunca pecó. Podríamos sentirnos sucios después de una tentación; sin embargo, la tentación en sí no es pecado. Pecamos cuando cedemos y desobedecemos a Dios. Recordarlo nos ayudará a mantenernos alejados de la tentación.
4.1ss Jesús no fue tentado en el templo ni en su bautismo, sino en el desierto; estaba cansado, solitario y hambriento, y por lo tanto muy vulnerable. Satanás, con frecuencia, nos tienta cuando somos vulnerables: cuando estamos cansados, solitarios, enfrentando decisiones importantes o incertidumbre. Pero Satanás gusta también de tentarnos por medio de nuestras virtudes, en el momento en que somos susceptibles al orgullo (véase la nota de Lucas 4.3ss). Debemos estar en guardia en todo momento contra sus ataques.
4.1–10 Las tentaciones de Satanás se enfocan en tres cosas: (1) deseos físicos, (2) posesiones y poder, y (3) orgullo (en 1 Juan 2.15, 16 hallará una lista similar). Pero Jesús no cedió. Hebreos 4.15, 16 dice que Jesús fue tentado como nosotros lo somos, pero que Él no cedió ni una vez y no pecó. Él sabe por experiencia propia lo que estamos experimentando. Él desea y tiene todo poder para ayudarnos en nuestras dificultades. Cuando sea tentado, vuélvase a Él en busca de fortaleza.
4.3,4 Jesús estaba hambriento y débil luego de un ayuno de cuarenta días, pero optó por no usar su poder divino para satisfacer la necesidad natural de alimento. Los alimentos, el hambre y los deseos de comer son buenos, pero el momento no lo era. Había decidido poner a un lado el uso ilimitado e independiente de su poder divino a fin de experimentar su humanidad en plenitud. También nosotros podemos ser tentados a satisfacer un deseo normal en una forma incorrecta o en un mal momento. Si somos indulgentes con el sexo antes del matrimonio o si robamos para obtener alimentos, estamos procurando satisfacer deseos que Dios nos ha dado en maneras que Dios desaprueba. Recuerde, muchos de nuestros deseos son normales y buenos pero deben ser satisfechos en la forma correcta y en el momento oportuno.
4.3, 4 Jesús fue capaz de resistir todas las tentaciones de Satanás porque no solamente conocía las Escrituras, sino que las obedecía. Efesios 6.17 dice que la Palabra de Dios es un arma, espada de dos filos, para ser usada en combate espiritual. Saber versículos bíblicos es importante para resistir los ataques de Satanás, pero debemos obedecerlos también. Note que el diablo también se sabe versículos de las Escrituras, pero no los obedece. Conocer y obedecer la Biblia es cumplir los deseos de Dios antes que los de Satanás.
4.5 El templo era el centro religioso de la nación y el lugar donde los judíos esperaban la llegada del Mesías (Malaquías 3.1). Herodes el Grande había renovado el templo en la esperanza de ganar la confianza de los judíos. El templo era el edificio más alto de la región, y el pináculo del templo era probablemente la pared que sobresalía del lado de la colina, desde donde se podía ver el valle. Desde este lugar, Jesús podía ver a Jerusalén y varios kilómetros a la redonda.
4.5–7 Dios no es nuestro mago en los cielos. En respuesta a las tentaciones de Satanás, Jesús dijo que a Dios no debía ponerle pruebas necias (Deuteronomio 6.16). Usted puede desear pedir a Dios que haga algo para demostar su existencia o su amor. En cierta oportunidad un hombre pidió a Jesús que enviara una señal para que la gente creyera. Jesús le dijo que el que no cree a través de lo que está escrito en la Biblia no creerá aunque alguien resucite para amonestarle (véase Lucas 16.31). Él quiere que vivamos por fe, no por vista. No tiente a Dios ni trate de manipularlo.
4.6 ¡Satanás citó las Escrituras para hacer que Jesús pecara! Algunas veces los amigos presentan razones atractivas y convincentes para inducirnos a hacer lo que sabemos que no es correcto. Inclusive buscan versículos bíblicos que aparentemente apoyan su punto de vista. Estudie la Biblia cuidadosamente, fíjese en el contexto de los versículos, de modo que pueda entender los principios de Dios y qué es lo que Él quiere para usted. Solo al comprender realmente lo que la Biblia dice en su totalidad, podrá reconocer errores de interpretación cuando la gente use versículos fuera de contexto y los tuerzan para que digan lo que quieren que diga.
4.8,9 ¿Tenía Satanás poder para dar a Jesús los reinos del mundo? ¿Acaso Dios no tiene control sobre ellos? Satanás pudo haber estado mintiendo acerca de lo que implicaba su poder o pudo estar refiriéndose a su dominio temporal en la tierra por causa de la naturaleza pecadora de la humanidad. La tentación que le presentó a Jesús fue la de mostrar al mundo que él ya era su gobernante, sin tener que ejecutar el plan de salvación. El diablo estuvo tratando de distorsionar la perspectiva de Jesús buscando que su atención estuviera puesta en el poder del mundo y no en los planes de Dios.
4.8–10 Satanás le ofreció a Jesús el mundo entero si se ponía de rodillas y le adoraba. Hoy Satanás nos ofrece el mundo tratando de halagarnos con poder y materialismo. Podemos hacer frente a las tentaciones en la misma forma en que lo hizo Jesús. Si alguna vez usted anhelara lo que el mundo le ofrece, tome nota de Deuteronomio 6.13: “A Jehová tu Dios temerás, y a Él solo servirás”.
4.11 Los ángeles, como los que ayudaron a Jesús, tienen un papel significativo como mensajeros de Dios. Son seres espirituales que tuvieron que ver con la vida terrenal de Jesús al (1) anunciar su nacimiento a María, (2) tranquilizar a José (3) dar nombre a Jesús, (4) anunciar su nacimiento a los pastores, (5) proteger a Jesús, enviar su familia a Egipto, (6) socorrerlo en el Getsemaní. Para mayor información sobre los ángeles, véase la nota en 1.20.
4.12, 13 Jesús se trasladó de Nazaret, donde vivía, a Capernaum, unos 32 km al norte. En Capernaum llegó a estar su centro de operaciones durante su ministerio en Galilea. Probablemente se trasladó para (1) mantenerse al margen de la oposición intensa y de la apatía en Nazaret, (2) impactar en la población más numerosa (Capernaum era una ciudad activa y el mensaje de Jesús pudo llegar a mayor cantidad de personas y esparcirse más rápidamente), (3) valerse de mayores recursos y apoyo a su ministerio.
El traslado de Jesús cumplía la profecía de
Isaías 9.1, 2 que señalaba que Jesús, el Mesías, sería luz a la tierra de Zabulón y Neftalí, la región de Galilea en la que Capernaum estaba localizada.
4.14-16 Mateo continúa vinculando el ministerio de Jesús con el Antiguo Testamento al referirse a Isaías. Esto era una ayuda para la audiencia judía, quienes conocían las Escrituras.
4.17 “El reino de los cielos” significa lo mismo que el “Reino de Dios” en Marcos y Lucas. Mateo usó esta frase tomando en cuenta a los judíos, quienes por respeto y profunda reverencia no pronunciaban el nombre de Dios. El reino de los cielos está cerca, porque ha llegado a nuestros corazones. Véase la nota del 3.2.
4.17 Jesús empezó su ministerio con la misma frase que la gente había oído de Juan el Bautista: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”. El mensaje es el mismo hoy. Ser seguidor de Cristo significa apartarnos de nuestro egocentrismo, del dominio del “ego”, y poner nuestra vida bajo la dirección de Cristo.
4.18 El mar de Galilea es en realidad un lago grande. Unos treinta pueblos de pescadores lo rodeaban en los días de Jesús, y Capernaum era el mayor.
4.18-20 Jesús dijo a Pedro y a Andrés que debían dejar su pesquería para convertirse en “pescadores de hombres” y ayudar a la gente a hallar a Dios. Jesús les invitaba a que dejaran un negocio productivo para ser espiritualmente productivos. Todos tenemos que pescar almas. Si seguimos el ejemplo de Cristo y sus enseñanzas y las ponemos en práctica, podremos “atrapar” a los que están a nuestro alrededor para Cristo como lo hace el pescador que atrapa peces en su red y los pone en su bote.
4.19, 20 Aquellos hombres ya conocían a Jesús. Él había hablado con Pedro y Andrés anteriormente (Juan 1.35–42) y había predicado en la región. Cuando Jesús los llamó, ellos sabían qué clase de hombre era y estaban dispuestos a seguirle. No estaban en un trance hipnótico cuando le siguieron, sino totalmente convencidos de que siguiéndole sus vidas cambiarían para siempre.
4.21,22 Santiago y su hermano, Juan, así como Pedro y Andrés, fueron los primeros discípulos que Jesús llamó para que trabajaran con Él. Al llamarlos Jesús, se levantaron y dejaron inmediatamente sus tareas. No respondieron con excusas. Respondieron de inmediato y le siguieron. Jesús nos llama a cada uno de nosotros a seguirlo. Cuando nos pide que lo sirvamos, debemos actuar como lo hicieron ellos y de una vez.
4.23 Jesús predicaba, enseñaba y sanaba. Estos fueron los tres aspectos más sobresalientes de su ministerio. Al enseñar mostraba su interés de que entendieran; al predicar mostraba su interés en una entrega, y al sanar mostraba su interés en la persona total. Sus milagros de sanidad autenticaban sus enseñanzas y su predicación, y demostraban que de veras venía de Dios.
4.23 Jesús pronto desarrolló un ministerio de predicación poderoso y con frecuencia hablaba en la sinagoga. La mayor parte de los pueblos que tenían diez o más familias judías tenían una sinagoga. El edificio servía para reunirse los sábados y como escuela durante la semana. El líder de la sinagoga no era un predicador sino más bien un administrador. Su tarea consistía en invitar rabinos para que enseñaran y predicaran. La costumbre incluía invitar a rabinos visitantes como Jesús a hablarles.
4.23,24 Jesús predicaba las buenas nuevas o buenas noticias a todo el que quisiera oírlas. Las buenas nuevas son que el reino de los cielos ya llegó, que Dios está con nosotros, y que se ocupa de nosotros. Puede sanarnos, no solo de las enfermedades físicas, sino también de las espirituales. No hay pecado ni problema demasiado grande ni demasiado pequeño para Él. Las palabras de Jesús eran buenas nuevas porque ofrecían libertad, esperanza, paz y vida eterna con Dios.
4.25 Decápolis formaba una liga de diez ciudades gentiles unidas por el comercio y la defensa mutua. La expresión “y le siguió mucha gente”, indica que judíos y gentiles atravesaban largas distancias para oírle.