Estudio de Mateo 23
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Capítulo
23
23.2 ,3 Las tradiciones de los fariseos y sus interpretaciones y aplicaciones
de la ley llegaron a ser tan importantes como la ley misma. Sus leyes no eran
tan malas. Algunas eran buenas. El problema surgió cuando los líderes
religiosos (1) tomaron las normas hechas por el hombre con tanta seriedad como
las leyes de Dios, (2) al decir a la gente que debían obedecerlas, sin
incluirse ellos mismos, (3) al obedecer las reglas no para honrar a Dios sino
para sobresalir. Jesús no condenó lo que enseñaban, sino lo que eran:
hipócritas.
23.5 Estas
cajas pequeñas de cuero, llamadas filacterias, contenían versículos de la
Escritura. Los fariseos las portaban porque Deuteronomio 6.8 y Éxodo 13.9, 16 dicen que la gente debe llevar la Palabra de Dios cerca a su corazón y
ellos lo interpretaron en forma literal. Pero estas pequeñas cajas que también
usaban para orar llegaron a ser más importantes por el nivel social que
otorgaban que por la verdad que contenían.
23.5-7 Jesús otra
vez puso al descubierto la hipocresía de los líderes religiosos. Conocían las
Escrituras pero no vivían de acuerdo a las mismas. No se preocupaban por ser
santos, sino por verse santos a fin de recibir la admiración de la
gente y su alabanza. Hoy, como los fariseos, mucha gente conoce la Biblia pero
no le permiten que cambie sus vidas. Dicen que siguen a Cristo pero no viven de
acuerdo a sus reglas de amor. Las personas que viven de esta manera son
hipócritas. Debemos estar seguros de que nuestras acciones sean coherentes con
nuestras creencias.
23.11,12 Jesús desafió las normas de la sociedad. Para Él, la verdadera grandeza
surge del servicio, es lo que se obtiene cuando uno se entrega para servir a
Dios y a los demás. El servicio nos mantiene al tanto de las necesidades de los
demás y evita que nos detengamos a mirarnos a nosotros mismos. Jesús vino como
siervo. ¿Qué tipo de grandeza busca usted?
23.13,14 Ser un líder religioso en Jerusalén era muy diferente a ser un pastor
en una sociedad secular como la de hoy. La historia de la nación, su cultura y
la vida cotidiana estaban centradas alrededor de la relación con Dios. Los
líderes religiosos eran los más conocidos, poderosos y respetados de todos los
líderes. Jesús lanzó su punzante acusación porque el hambre de poder, dinero y
posición de aquellos líderes los había llevado a perder de vista a Dios, y su
ceguedad se esparcía por toda la nación.
23.15 Los
convertidos de los fariseos eran atraídos al fariseísmo, no a Dios. Por haberse
enfrascado tanto en los detalles de sus leyes tradicionales y regulaciones,
habían perdido de vista al que las leyes señalaban: Dios. Como religión de
obras al fin, ponían presión en la gente para que superaran a los demás en
conocimiento y obra. Un profesor hipócrita lo más probable es que tenga
estudiantes aún más hipócritas. Guardémonos de crear fariseos por un énfasis
desmedido en la obediencia superficial a expensas de la renovación interior.
23.23,24 Es posible obedecer los detalles de la ley y ser desobedientes en
nuestra conducta general. Por ejemplo, podemos ser muy precisos y fieles en dar
el diez por ciento de nuestro dinero a Dios, pero podemos rehusarnos a dar un
minuto de nuestro tiempo en ayudar a otros. El diezmar es importante, pero el
pagar el diezmo no nos libra de cumplir con otras directivas de Dios.
23.24 Los
fariseos colaban el agua de manera que no pudieran accidentalmente tragarse un
mosquito, insecto impuro de acuerdo a la ley. Eran muy meticulosos en cuanto a
los detalles del ceremonial de limpieza al grado que perdieron su perspectiva
de lo que es la pureza verdadera. Por fuera, limpios en lo ceremonial; por dentro,
corruptos en sus corazones.
23.25-28 Jesús condenó a los fariseos y a los líderes religiosos por aparentar
santidad en lo exterior y mantener en su interior corrupción y codicia. Vivir
nuestro cristianismo sólo como un espectáculo para otros es como lavar un vaso
sólo por fuera. Cuando estamos limpios por dentro, nuestra limpieza exterior no
será fingida.
23.34–36 Estos profetas, sabios y escritores que serían enviados quizás fueron
los líderes en la iglesia primitiva que fueron heridos, azotados y algunas
veces crucificados, como Jesús lo predijo. Los contemporáneos de Jesús dijeron
que no actuarían como sus padres, dando muerte a los profetas que Dios les
había enviado (23.30), pero estuvieron dispuestos a dar muerte al Mesías y a sus seguidores
fieles. Por esta razón todo el juicio a través de los siglos recaería sobre sus
cabezas.
23.35 Estaba
dando un breve resumen de los mártires del Antiguo Testamento. Abel fue el
primer mártir (Génesis 4); Zacarías fue el último (porque la Biblia hebrea terminaba con 2
Crónicas). Zacarías fue el clásico ejemplo de un hombre de Dios que moría a
manos de los que decían ser el pueblo de Dios (véase 2 Crónicas 24.20).
23.37 Jesús
quiso juntar a su pueblo así como la gallina protege sus polluelos bajo sus alas,
pero no se lo permitieron. Jesús también quiere protegernos si nos acercamos a
Él. Muchas veces nos herimos y no sabemos a quién recurrir. Rechazamos la ayuda
de Cristo porque no creemos que Él puede darnos lo que necesitamos. ¿Pero quién
conoce mejor nuestras necesidades que nuestro Creador? Los que acudan a Jesús
hallarán que Él consuela y conforta como nadie más puede hacerlo.
23.37
Jerusalén era la capital del pueblo escogido de Dios; la ciudad ancestral de
David, el más grande rey de Israel; y el lugar donde estaba el templo, la
morada terrenal de Dios. Debía ser el centro de adoración al verdadero Dios y
un modelo de justicia para toda la gente, pero Jerusalén llegó a ser una ciudad
ciega a Dios e insensible a las necesidades humanas. Aquí podemos ver la
profundidad de los sentimientos de Jesús por los perdidos y por su ciudad
amada, que muy pronto sería destruida.