Estudio de Mateo 11

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Capítulo 11
11.2, 3 Juan fue encarcelado por Herodes, el que se había casado en forma ilegal con su cuñada. Juan criticó en público su pecado flagrante (14.3–5). El perfil de Juan se halla en Juan 1; el de Herodes, en Marcos 6.
11.4–6 Al ser encarcelado, Juan tuvo algunas dudas acerca de si Jesús era el Mesías. Si el propósito de Juan era preparar a la gente para la venida del Mesías (3.3), y si Jesús lo era en realidad, ¿por qué Juan estaba en prisión, ya que él podía haber seguido predicando a las multitudes y preparando corazones?
Jesús contestó las preguntas de Juan refiriéndose a sus actos de sanidad en favor de ciegos, paralíticos, sordos y leprosos, y a la resurrección de muertos y el anuncio de las buenas nuevas acerca de Dios. Con estas evidencias, la identidad de Jesús quedó aclarada. Si alguna vez usted duda de su salvación, el perdón de sus pecados o la obra de Dios en su vida, piense en las evidencias que se hallan en las Escrituras y los cambios que han tenido lugar en usted. Cuando dude, no se aleje de Cristo, acuda a Él.
11.11 Jesús hizo un contraste entre la vida espiritual y física de Juan. De todas las personas, ningún hombre cumplió el propósito de Dios mejor que Juan. Sin embargo, en el reino venidero de Dios todos los presentes tendrán una herencia espiritual mayor que la de Juan porque habrán visto y conocido a Cristo y la obra que consumó en la cruz.
11.12 Hay tres puntos de vista comunes en relación con el significado de este versículo. (1) Jesús pudo estar refiriéndose a un gran movimiento hacia Dios, que quizás comenzó cuando Juan empezó a predicar. (2) Quizás se refería al hecho de que la mayoría de los judíos esperaban que el Reino de Dios viniera por medio de un derrocamiento violento del gobierno romano. (3) O quizás quiso decir que para ingresar en el Reino se requiere coraje, fe resuelta, determinación y tolerancia debido a la persecución que se desataría contra los seguidores de Cristo.
11.14 Juan no era un Elías resucitado, pero cumplió con su rol profético con firmeza, combatió el pecado y guió a la gente hacia Dios (Malaquías 3.1). Véase el perfil de Elías en 1 Reyes 18.
11.16-19 Jesús condenó la actitud de su generación. Dijera lo que dijera o hiciera lo que hiciera, siempre tomaban la contraria. Eran cínicos y escépticos porque Jesús condenaba su estilo de vida cómodo, seguro y egocéntrico. Nosotros también con frecuencia buscamos justificar nuestras fluctuaciones. Tememos que hacerle caso a Dios implique cambiar la forma de vida que llevamos.
11.21–24 Tiro, Sidón y Sodoma eran ciudades antiguas con reputación de inicuas (Génesis 18–19; Ezequiel 27–28). Dios las destruyó por su maldad. Los habitantes de Betsaida, Corazín y Capernaum vieron a Jesús en persona y con todo no quisieron arrepentirse de sus pecados ni creer en Él. Jesús dijo que si alguna de aquellas famosas ciudades pecadoras lo hubieran visto, se hubieran arrepentido. Por el hecho de que Betsaida, Corazín y Capernaum vieron a Jesús y no creyeron en Él, sufrirían un mayor castigo que las ciudades malvadas que no lo vieron. En forma similar, aquellas naciones y ciudades que tienen iglesias en cada esquina y Biblias en cada hogar no tendrán excusa en el día del juicio si no se arrepienten y creen.
11.25 Jesús menciona dos tipos de personas en su oración: los “sabios”, orgullosos de su conocimiento; y los “niños”, humildemente receptivos a la verdad de la Palabra de Dios. ¿Se cree usted sabio o busca la verdad con la fe de un niño, sabiendo que Dios tiene todas las respuestas?
11.27 En el Antiguo Testamento “saber” significa más que conocer. Implica una relación íntima. La comunión entre Dios Padre y Dios Hijo es fundamental en sus relaciones. Para que otra persona pueda conocerle, Dios tiene que revelársele a través del Hijo. ¡Cuán afortunados somos de que Jesús nos ha revelado con claridad a Dios, su verdad y cómo conocerle!
11.28–30 Un yugo es un pesado aparejo de madera que se pone sobre dos o más bueyes. Se ata a cualquier cosa que se quiere que los bueyes arrastren. El “yugo pesado” que Jesús menciona aquí puede significar (1) la carga del pecado, (2) la carga de las demandas excesivas de los líderes religiosos (23.4; Hechos 15.10), (3) la tiranía de los gobernantes, (4) fatiga en la búsqueda de Dios. Jesús libra a las personas de estas cargas. El descanso que Jesús promete es paz con Dios, no el que uno tenga que dejar todo esfuerzo. Una relación con Dios transforma un trabajo cansador y sin sentido en productividad espiritual con propósito.