Estudio de Mateo 21
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Capítulo
21
21.2–5 Mateo
cita a una asna y un pollino, mientras que los otros Evangelios se refieren
sólo al pollino. Era el mismo acontecimiento, pero Mateo señala la profecía en Zacarías 9.9, donde un asno y un
pollino son mencionados. Muestra la manera en que las palabras del profeta se
cumplieron por medio de las acciones de Jesús, probando que era el Mesías. La
llegada de Jesús a Jerusalén en el pollino destaca su realeza mesiánica, como
también su humildad.
21.8 Este es
uno de los pocos lugares en los Evangelios donde la gloria de Jesús es
reconocida en la tierra. Jesús audazmente declara ser Rey y la multitud con
júbilo lo aclama. Pero esa misma gente cedería a la presión política y lo
abandonaría poco después. Este acontecimiento se celebra el Domingo de Ramos.
Este día nos debe recordar que debemos guardarnos de aclamar a Cristo en forma
superficial.
21.12 Esta fue
la segunda vez que Jesús despejó el templo (véase Juan 2.13–25). Mercaderes y cambistas
tenían sus puestos en el atriode los gentiles en el templo, y lo llenaban de
mercadería en lugar de dejarlo para los gentiles que iban a adorar a Dios. Los
mercaderes vendían animales para el sacrificio a precios elevados,
aprovechándose de los que habían llegado desde muy lejos. Los cambistas
canjeaban la moneda corriente por la del templo, única moneda que los
mercaderes aceptaban. Con frecuencia engañaban a los extranjeros que no sabían
el tipo de cambio. No sólo los mercaderes y cambistas eran deshonestos, sino
que abusaban de los que habían ido a adorar a Dios. Su comercio en la casa de
Dios irritaba a los que intentaban adorar. Esto, naturalmente, airó a Jesús.
Cualquier práctica que interfiera con la adoración a Dios debiera prohibirse.
21.19 ¿Por qué
Jesús maldijo a la higuera? No fue un acto apresurado motivado por la ira, sino
una parábola escenificada. Jesús estaba expresando su enojo contra una religión
sin sustancia. Así como la higuera tenía buen aspecto de lejos pero al
examinarla de cerca no tenía frutos, el templo impresionaba a primera vista
pero sus sacrificios y otras actividades eran vacíos porque no se ofrecía
adoración sincera a Dios (véase 21.43). Si usted sólo aparenta tener fe sin acompañarla de obras, se parece a
la higuera que se secó y murió porque no dio frutos. La fe genuina incluye el
dar frutos para el Reino de Dios. Si desea más información sobre la higuera,
véase la nota en Marcos 11.13–26.
21.21 A muchos
inquietan las afirmaciones de Jesús de que si tenemos fe y no dudamos podemos
mover montañas. Jesús, por supuesto, no estaba sugeriendo a sus seguidores que
usaran la oración como “magia” para mover montañas a su antojo. Más bien estaba
señalando con firmeza la falta de fe de los discípulos y nuestra. ¿Qué clase de
montañas enfrenta usted? ¿Se lo ha mencionado a Dios? ¿Cuán firme es su fe?
21.22 Esto no
garantiza que podemos conseguir todo lo que queramos simplemente por
pedírselo a Jesús. Dios no actúa como garante de pedidos que podrían herirnos o
que violarían su propia naturaleza o voluntad. La declaración de Jesús no es un
cheque en blanco. Nuestra oración debe centrarse en la obra del Reino de Dios.
Si creemos, nuestras peticiones estarán supeditadas a la voluntad de Dios, y Él
se sentirá gustoso de contestarlas.
21.23-25 En el mundo de Jesús, así como en el nuestro, la gente buscaba la señal
exterior de autoridad: educación, título, posición, conexiones. Pero la
autoridad de Jesús provenía de su esencia, de lo que era, y no de ningún adorno
exterior o superficial. Como seguidores de Cristo, Dios nos ha dado autoridad:
podemos hablar y actuar confiadamente en su nombre porque tenemos su
autorización.
21.23-27 Los fariseos querían saber de dónde tenía Jesús autoridad. Si decía que
de Dios, lo acusaban de blasfemia. Si decía que actuaba en su propia autoridad,
la multitud se convencería de que los fariseos tenían una autoridad superior.
Pero Jesús les contestó con una pregunta que parecía no tener nada que ver con
el asunto, pero que ponía de manifiesto sus verdaderos motivos. Ellos en
realidad no querían una respuesta sino atraparlo. Jesús demostró que los
fariseos usaban la verdad sólo si esta apoyaba sus puntos de vista y causas.
21.25 Si desea
más información sobre Juan el Bautista, véase Mateo 3 y el perfil en Juan 1.
21.30 El hijo que dijo que obedecería y no lo hizo representa a Israel en los
días de Jesús. Decían que querían hacer la voluntad de Dios, pero con
frecuencia desobedecían. Es peligroso fingir obedecer a Dios cuando nuestros
corazones están lejos de Él, porque Dios conoce las intenciones de nuestros
corazones. Nuestras palabras deben estar respaldadas por nuestras acciones.
21.33ss Los personajes principales en esta parábola son (1) el dueño: Dios, (2)
la viña: Israel, (3) los labradores: los líderes religiosos judíos, (4) los
agentes: los profetas y sacerdotes que permanecieron fieles a Dios y predicaron
a Israel, (5) el hijo: Jesús (21.38), (6) los otros labradores: los gentiles. Jesús estaba poniendo al
descubierto el complot asesino de los líderes (21.45).
21.37 En su
deseo de alcanzarnos con su amor, Dios envió a su Hijo. Su vida perfecta, sus
palabras de verdad y su sacrificio de amor fueron para motivarnos a que lo
escuchemos y sigamos como Señor. Si rechazamos su gracia, rechazamos a Dios.
21.42 Jesús se
refiere a sí mismo como la piedra rechazada por los edificadores. A pesar de
haber sido rechazado por muchas personas, sería la cabeza del ángulo de su
nuevo edificio, la Iglesia (véanse Hechos
4.11 y 1 Pedro 2.7).
21.44 Con esta metáfora el Señor enseña que una piedra
puede afectar a la gente en formas diversas, dependiendo de la manera en que se
relacionen con ella (véanse Isaías 8.14, 15; 28.16; Daniel 2.34, 44, 45). Lo ideal es edificar sobre la piedra, pero muchos
pueden tropezar con ella. Y en el juicio final aplastará a los enemigos de
Dios. Cristo, “la cabeza del ángulo”, al final será la “piedra que desmenuzará”.
Él ofrece ahora misericordia y perdón, pero dice que después ofrecerá.
¡No esperemos para decidir!